Los americanos en América
Texto de la primera página
BLANCOS, AMARILLOS, NEGROS...
Welcome to America!
La transformación del doctor René Bokoko fue una de las mayores réussites, como diría él, o achievements, como diría ella -miss Lena Clarison- o éxitos, como diría yo mismo, del Servicio de Relaciones Públicas de la "Wordbridge International Fundation", de Washington D. C.
Yo, en mi calidad de compañero de cuarto del doctor René Bokoko, fui un testigo privilegiado de aquel rápido y feliz proceso.
Tres días bastaron para que el mundo de ideas -sobre todo el mundo de ideas sobre América- del doctor René Bokoko sufriera una transformación completa. Y ello para mejor.
Déjeseme aún decir que, siendo por un lado africano y por otro un elaborado producto de la cultura francesa, el doctor René Bokoko era alguien de lo más difícil de seducir por América, lo que redunda en mérito de miss Clarison que en tan breve espacio de tiempo lo consiguió.
Pero convendrá que yo mismo no precipite los acontecimientos: Trataré de contar los hechos en el orden en que tuvieron lugar.
Diré que la primera vez que tuve noticia de la existencia del doctor René Bokoko yo estaba deshaciendo mis maletas en la habitación 407
-me acuerdo perfectamente del número del hotel "Grand Mogol", de Washington D. C.
Texto de la introducción
Me pregunto si en este libro sobre América he sido lo que dirían allí fair, si he jugado limpió, si realmente he sido honesto.
Yo podría haber escrito sin reservas sobre la generosidad de la acogida en América; sobre la cordialidad, la extrema amabilidad, la amplitud de miras, la extensa cultura, la aguda inteligencia de muchos a quienes traté al otro lado del Atlántico.
En lugar de, por ejemplo, en determinada parte del libro haberme puesto a contar sobre los easy-goig, los que, esperándolo todo de la abundancia de medios que el país ofrece, regatean el esfuerzo, debería haber resaltado que, si bien, allí como en cualquier lugar, lo que hace la masa, la inmensa mayoría, es seguir la tendencia a lo fácil, sin embargo hay otros que se esfuerzan, aprovechan al máximo lo que América brinda y realizan cosas espléndidas. Cosas que, siendo ellos a menudo procedentes de otros países, nunca, en ningún otro país, habrían podido realizar. Cosas que, finalmente, en tantas esferas están ayudando al mundo entero a ir espectacularmente hacia delante.
Yo podría haber escrito en un tono distinto sobre muchos temas -las ciudades, los colegios, la religión, la política, la publicidad, la propaganda, la cuestión racial, las drogas, la violencia, la abundancia...- de que aquí trato.
En lugar de escribir en tono serio, decidí hacer humor. Por dos razones: Porque parece ser que yo tengo una cierta inclinación a (mejor o peor) hacerlo y porque estoy convencido de que el humor es muy efectivo, de que es muy buen vehículo para llevar ideas. Pero el escritor de humor tiende a la caricatura y ésta consiste en conseguir una cómica imagen del modelo por medio de la exageración de sus rasgos, a menudo sus defectos. ¿He destacado yo demasiado, en an unfair way, los que han de ser considerados como defectos de América? Quizás.
Déjeseme entonces hacer ver que muchas de las cosas que aquí critico no son propias de América porque es América, sino del nivel de vida que los americanos han alcanzado y que otros por todas partes se esfuerzan por alcanzar. Cuando estos otros lo alcancen (si es que llegan) descubrirán con asombro que un nivel de vida muy elevado no quiere necesariamente decir un modo de vida muy agradable.